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sábado, 15 de marzo de 2008

Carta de un egoísta

Paradójicamente, el mundo gira alrededor de mi. Centralismo me brota por las venas haciendo olvidar por menores y sucesos que ocurren en un exterior delimitado por mi.
La lista de sucesos que ocurren y están ocurriendo continuamente en mi vida son muchas, pero todas, casualmente, se basan en mi. Siempre creo, salvo, engaño, truqueo y hasta me baso en una verdad única y muy sentimental que me hace sentir bien. A fin de cuentas soy yo quien decide lo que debo elegir.
Hablando de elegir, pongo un papel semitransparente en mi mente que me hace un coladero muy interesante con respecto a lo que debo escuchar y seguir en personas que vienen a mi. Algunas aparecen sin razón pero al final de todo, vienen a mi. Simplifican situaciones haciendo cosas que me agradan, en cuanto a otros que no hacen nada llamativo ni especial, son borrados por ese poderoso papel semitransparente. Es muy útil. Digno de usar.


Calculo los pasos que doy, veredas por las que transcurro, manillas que toco. Tan solo porque es importante saber donde he estado. Nunca se sabe lo que puede suceder y donde he dejado rastro, así que calculo, cuento, veo, digo, y callo. Callo porque nadie entiende nada mejor que yo, ni nadie valora las circunstancias que fluctúan mejor que mi persona.
Tengo teorías como que la música que escucho se debe escuchar, los momentos en que hablo deben ser silenciosos y que los olores que destilo deben registrarse en pañuelos aparte del recuerdo.

Los sin fines de lucro a los que me ligo me traen contento casi siempre. No requiero de esfuerzos ni compromisos a menos que lo requiera.
Al final y al cabo, tengo que cuidarme, la vida es una sola.